11/11/09

¡Todos somos peleles!

En este link podéis leer la carta que el equipo técnico de la película “¡Soy un Pelele!” publicó el pasado mes de octubre. Cómo ya debéis saber, la carta denuncia los hechos acometidos por el productor de Iris Star: Pere Domènech.

Al cabo de unos días la agencia EFE habló con el Señor Domènech, y éste salió al paso de las acusaciones con la siguiente respuesta: "Se nos acusa de un fraude por una subvención que no hemos solicitado ni al Ministerio ni a la Generalitat". Y añadió: "Es cierto que queríamos estrenar con alguna copia más -se proyecta en cinco cines catalanes, uno en Valencia y otro en Madrid-, pero también es cierto que la película es mala y por eso hemos decidido estrenar la película por lo 'bajini'".

Entonces, y suponiendo que fuera cierto que no han pedido ninguna subvención, ¿son denunciables o criticables todos los hechos que aparecen en la carta? No seré yo quien defienda a Pere Domènech, pero me gustaría dar mi opinión en algunos conceptos:

-No creo que el productor tenga ninguna obligación de notificar al director el coste de la producción.
-El director firma un contrato con el productor donde se detallan las obligaciones laborales del director. Y es en ese contrato donde el director debe exigir todos aquellos elementos que crea conveniente para llevar a cabo su tarea, incluyendo la cantidad de días de rodaje que crea conveniente.
-Si en el contrato hay una cláusula que autoriza al productor a prescindir de los servicios del director por desavenencias creativas, el director no puede hacer nada si llegado el momento, el productor quiere apearlo del proyecto. Acaso no es un hecho más que habitual en el cine americano?
-El productor puede parar el rodaje cuando lo crea conveniente. Por eso es el productor. Siempre y cuando siga pagando a los trabajadores si el contrato así lo exige.
-El productor es el propietario del material rodado y en la sala de montaje puede hacer con él lo que le de la gana. Si el director quiere tener derecho sobre el montaje que así quede estipulado en su contrato.
-El productor es libre de estrenar “su” película en tantas salas como crea oportuno.

Pero también está muy claro lo que un productor no debería hacer nunca, y es el no pagar a la gente que ha estado trabajando en “su” película. Y muy a nuestro pesar, esta práctica es más frecuente de lo que podría parecer.

Con estos comentarios no quiero defender a Pere Domènech, está claro que cuando el río suena, agua lleva (la recaudación media de sus siete películas estrenadas en el mercado español no supera los 125.000 Euros por película, un dato muy, pero que muy pobre). Pero no por eso, tenemos que olvidarnos de que el productor es el único propietario de la película, y tiene la completa libertad para hacer con ella lo que quiera, que por eso su dinero (siempre que éste provenga de fuentes legales).

Otra cosa es que las productoras infrinjan la ley al declarar unos costes de producción que no se corresponden con la realidad. Y en este caso, me temo que no es solamente el señor Pere Domènech quien incurre en estas irregularidades. Claro que no me suena ningún otro caso en el que la productora se olvide de poner el nombre de la actriz principal en el cartel de la película... Y esto, amigo Pere, esto sí que es grotesco!

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